¿A que sabéis que esto no es sencillo?
Pues lo no, no lo es, requiere de algo que no me sobra: paciencia.
Primero la base, luego un color, se seca, el otro color, se seca, una estampación, la segunda estampación... ¿se seca? Mmmmmm... ahí me faltó mi PACIENCIA y por último el temido top coat que puede arruinar la manicura más trabajada o elevarla a la categoría de magnifica... Y en este caso... La arruinó por mi falta de paciencia. Esta uña es la única que se salvó de no tener el dibujo emborronado por ese descuido.
Algunas veces me dicen: ¿cómo puedes cambiar de manicura tan a menudo con lo trabajadas que están? Porque hay algunas que hago y de las que no subo foto al blog, mi cámara traicionera no siempre quiere tomar fotografías decentes... Simplemente porque me gusta hacerlas.
Creo que la idea de esta manicura no es del todo mala, la volveré a intentar otro día con tiempo.